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Alimentación en tiempo de crisis

 

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Alimentación en tiempo de crisis

 

Al momento de combatir el fenómeno de la escasez y la inflación que se ve principalmente reflejado en los precios de los productos, se vuelve prioridad comenzar a anticiparse frente a los diferentes escenarios que se puedan presentar al momento de escoger cuáles serían los alimentos y productos más económicos, buenos y que además sean nutritivos y cumplan con las demandas calóricas de tu dieta familiar.


Entendiendo que la mayoría de las productos o no se consiguen o están inaccesibles, la primera opción que prevalece es la de sustituir los alimentos. El primer paso es entender cuáles son las proteínas, los carbohidratos y las grasas para conocer su principal función dentro de nuestro organismo.


Proteínas: Son necesarias para el crecimiento y la reparación de los tejidos corporales y de ellas dependen las energías necesarias para el desenvolvimiento diario de cada persona. Algunas de las proteínas de mayor aporte calórico son carne, pescado, pollo, huevo, leche y sus derivados. Sin embargo las legumbres, hortalizas y tubérculos entran dentro de este rubro aunque contienen menor contenido proteico.


Carbohidratos: Su principal función es la de contribuir en el almacenamiento y en la obtención de energía de forma inmediata, sobre todo del cerebro y sistema nervioso. Uno de los carbohidratos más simples se encuentran naturalmente en la mayoría de las frutas, verduras y miel. Uno de los más comunes son los panes y cereales integrales, vegetales ricos en fécula (almidón) y legumbres


Grasas: Las grasas no son malas si se consumen de manera moderada. Su exceso es lo que las hace dañinas. Además, hay muchas grasas saludables y naturales que son necesarias y que cumplen beneficios indispensables dentro de nuestro organismo: ayudan a ganar masa muscular, estimulan las defensas del organismo y mejoran el estado de nuestra piel. El aguacate, los frutos secos, aceitunas y huevos son algunos de los más comunes.

Ahora que se tiene una noción básica de estos componentes, es importante saber qué estamos dispuestos a sacrificar y que no. Algunas recomendaciones básicas ayudarán a que esta decisión se haga menos compleja:


1.       El arroz y la pasta pueden ser sustituidos fácilmente por yuca, apio, ñame.

 

2.       Sustituto de la arepa y pan pueden ser los plátanos, pan árabe, papa, panquecas (de avena y cambur o batata), casabe y batata.

 

3.       Es necesario el consumo de al menos una fruta, preferible al natural, en trozos o entera y no en jugos, ya que se pierden algunas de sus propiedades básicas. Buscar las frutas de temporada ayudará a mantener los gastos básicos.

 

4.        Es importante incluir la proteína en al menos dos comidas al día. Pues, si no se consume, se puede presentar pérdida de la masa muscular.

 

5.       Las opciones económicas para sustituir la carne o el pollo pueden ser arvejas, hígado, panza, riñones, caraotas, sardinas y la proteína texturizada de soya.

 

6.       Los granos tienen un alto valor de hierro y para acelerar su absorción en el organismo se recomienda exprimir un limón al momento de consumirlo o comerlos con alguna fruta cítrica.

 

7.       Las marcas de leche en polvo que se encuentran actualmente en el mercado o a las que se tienen acceso, no son como tal leche. La marca más recomendada, o que cumple con algunos de los requerimientos básicos proteicos, es Vital Milk (empaque verde con azul)

 

8.       El consumo de azúcar para el ser humano es prescindible, incluso podemos vivir sin ello. Sin embargo, al momento de consumirla podemos optar por los naturales como el papelón y miel.

 

9.       Comer el desayuno lo más próximo luego de despertar reduce la ansiedad y apetito voraz que pueda presentarse en horas vespertinas y nocturnas, evitando así comidas de mayor índice calórico o gastos extraordinarios.


Cómo distribuir el presupuesto:


-          Registrar nevera y alacena y colocar de primero aquellos alimentos que tienen más cercana su fecha de vencimiento

-          Diseñar menú de la semana

-          Procurar cubrir todo tu menú con comida hecha en casa

-          Evitar compras compulsivas

-          Evitar compras a revendedores

-          Eliminar de la lista de alimentos por comprar los que tengan poco valor nutricional


Fuente: Charla Alimentación en crisis. IESA